La lanza del desierto

Género: Fantasía épica
Serie: Primera parte del segundo libro de la serie Demonios
Publicado en: 2010
Título original: The Desert Spear
Sinopsis: La noche pertenece a los demonios. Los hombres se limitan a encogerse tras símbolos de poder antiguos y medio olvidados. Estas guardas mantienen a los abismales a raya, pero las leyendas hablan del Liberador: un general que una vez reunió a todos los hombres en una sola fuerza capaz de derrotar a los demonios.
Ahmann Jardir se ha autoproclamado Shar’Dama Ka, el Liberador, y ha convertido a las tribus de guerreros del desierto de Krasia en un ejército capaz de enfrentarse a los demonios. Ahora ha llegado al norte para unir a las diseminadas ciudades estado de las tierras verdes y conducirlas a una guerra contra su enemigo común, tanto si quieren como si no. Pero los norteños reclaman a su propio Liberador. Su nombre es Arlen, pero todo el mundo lo conoce como el Hombre Marcado: una oscura figura cuya piel está tatuada con grafos tan poderosos que lo convierten en un arma mortífera para cualquier demonio.
El Hombre Marcado niega ser el Liberador, pero sus acciones dicen más que sus palabras: enseña a los hombres y mujeres a enfrentarse a sus propios miedos y a no ceder ante las criaturas que los han atormentado durante siglos. Una vez el Shar’Dama Ka y el Hombre Marcado fueron hermanos de armas, pero ahora son enemigos encarnizados y, mientras las alianzas humanas se crean y se destruyen, una nueva raza de demonios, más inteligente y mortífera de lo que jamás habían conocido, hace su aparición.

Opinión:

En 2010 publicaron «The Desert Spear», la continuación de «The Painted Man», traducida al español como «El hombre marcado». Un año después el libro llegó a España y la editorial de turno (cuyo nombre me niego a pronunciar) decidió hacer caja a costa de los sufridos lectores.

En plena época de crisis no tuvo ningún reparo en dividir la obra original en dos volúmenes, el ya mencionado «La lanza del desierto» y «El palacio de los espejos», y sacarlos a la venta con poco más de un mes de diferencia. El hecho no tendría mucha importancia si no hubiese sido por los precios que puso; cada uno de los libros costaba 19€, curiosamente lo mismo que costaba el primer volumen de la serie. Además, se olvidó de anunciar ese hecho ya que salieron a la venta como el volumen dos y el tres de la saga.

Con esta estrategia de venta, la editorial innombrable, consiguió que pagásemos 38€ por un libro que debería haber costado en torno a los 25€. Para más inri, recuerdo alguna declaración de la editorial argumentando que lo había hecho para que el libro resultase más asequible para los lectores. Yo no sé mucho de matemáticas (bueno, algo sí que sé) pero cuando yo estudiaba me enseñaron que 38 era mayor que 25.

Una vez terminado el derecho a la pataleta que nos ampara a todos los ciudadanos, es hora de empezar a hablar del libro. Debo avisar que esta opinión se corresponde a los dos volúmenes en cuestión, ya que si originariamente fueron concebidos como uno quién soy yo para separarlos (en adelante me referiré a los dos títulos como «La lanza del desierto»).

El segundo volumen de la saga nos hace viajar atrás en el tiempo, centrándose en la figura de Jadir y contándonos su historia desde que es un niño hasta que se proclama Shar'Dama Ka.

En este comienzo, el libro carece de la acción trepidante que nos regaló el señor Brett a lo largo de «El hombre marcado», pero lo suple dando una mayor profundidad a la trama.

En estas páginas iniciales (las que se corresponderían con el primer volumen español) se ahonda en la historia y las costumbres del mundo en el que vive Arlen; se conoce más a los demonios y su historia y se profundiza en la cultura de las tribus de Krasia, descubriendo que su sociedad se encuentra a medio camino entre dos de los ejemplos más empleados en la literatura fantástica, los espartanos y los samurais, aderezado todo ello con ciertas reminiscencias musulmanas, como la yihad.

Será esta "yihad" la que dé paso a la segunda parte del libro ya que Jadir, una vez proclamado Libertador, decide "unificar" a los pueblos del norte para que se unan a su lucha contra los demonios.

Es en esta parte cuando vuelven a aparecer nuestros antiguos conocidos, Roger y Leesha, así como un personaje que apareció de pasada en «El hombre marcado», Renna Tanner, que cobrará protagonismo en esta historia. Y con la aparición de los viejos amigos el ritmo de la novela volverá a acelerarse.

He de reconocer que este segundo libro ha hecho que me guste más como escribe Peter V. Brett. Continúa con su estilo ágil y trepidante, con una trama que te vuelve a enganchar, pero a esto hay que sumarle algo que se echaba en falta en el primer libro; su estilo ha evolucionado. No sabría explicar exactamente en qué lo ha hecho pero me ha dejado la sensación de ser un escritor más maduro y que cuida más lo que escribe.

Una de las cosas que le criticaba en el primer libro era que podría haber desarrollado más los personajes, y parece que hubiese escuchado mis deseos (cosa harto imposible, entre otras cosas, porque escribió el segundo libro antes de que yo me leyese el primero).
También ha satisfecho otra de mis "demandas", mi deseo de que profundizase en el origen de los abismales.

Una de las últimas frases de mi reseña sobre el primer libro de la saga fue:
Es entretenida, es ágil, trepidante por momentos y la trama te atrapa casi desde el principio. Con solo que mejore un poco su estilo, Peter Brett me parece un escritor más que interesante.
Pues haciendo justicia a lo que dije, Peter Brett es un escritor más que interesante.

Valoración: En la misma línea que el primer volumen de la saga. Cuatro estrellas.

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